Tarde aburrida [Bella][+18]

Sonreí traviesamente cuando me dijo aquello. Rodolphus era serio y frío, pero cuando se trataba de sexo podía sacar el lado más salvaje y apasionado que escondía tras esa helada mirada. Y me encantaba, de sobremanera. Noté como aflojaba el enganche de mi sujetador, y casi de manera instintiva aparté la mano de su nuca para llevarla hasta su cabeza, atrayéndole hacia mis pechos, directamente. Con la otra mano, la cual acababa de bajar la cremallera de su pantalón, terminé de deshacerme de los botones que le quedaban abrochados. Ahora ya tenía libertad para poder acariciar su miembro sobre la ropa interior, cosa que hice al instante. Una sonrisa perversa cruzó mis labios, dispuesta a hacer que Rodolphus se retorciera de placer y deseo.

Sin embargo sus caricias en mi entrepierna no cesaban, y eso me hacía tambalearme de puro placer. Aquellos suspiros y pequeños gemidos que emitía hacía un momento se volvieron algo más intensos. Le deseaba más de lo que nunca le había deseado. Necesitaba que me hiciera olvidar el verano.

Apenas había terminado de soltar el enganche del sujetador cuando noté su mano en mi cabeza instándome a bajar mis labios hasta sus pechos. Adoraba sentir que Bella me deseaba. Estaba seguro sin necesidad de comprobarlo que no podría sentir lo mismo con otra que no fuera ella. Un estremecimiento de placer me recorrió de parte a parte cuando acarició mi miembro por encima de mi ropa interior. Eso hizo que instintivamente se acelerara el movimiento de mi mano en su entrepierna se acelerara. Con la otra mano bajé el sujetador, dejando libre sus pechos, para poder acariciarlos y jugar con ellos con mis labios y mi lengua.

Sus gemidos me excitaban cada vez más. El deseo, la necesidad de hacerla mía crecía cada vez más en mí. En ese momento odiaba toda la ropa que nos cubría, y deseaba deshacerme de ella como fuera. O al menos apartarla lo justo y necesario para poder seguir con lo que deseaba hacer.

Seguí sujetando su cabeza contra mis pechos, notando como sus labios y su lengua me hacían rozar el cielo, por no hablar de su mano... Aquellos movimientos en mi zona más ínitima me hacían terminar de delirar por completo. Los gemidos aumentaron considerablemente la intensidad con la que escapaban de mi boca, haciéndome arquear ligeramente mi espalda, lo que el árbol me permitía. Apreté un poco los ojos, mordiendome el labio inferior una y otra vez. Aquello me estaba volviendo loca.

Sin esperar más introduje mi mano traviesa dentro de su ropa interior, tomando su miembro directamente entre ésta. En ese instante abrí los ojos, encontrando el rostro de mi prometido frente al mío. Sus ojos reflejaban aquella frialdad de siempre, pero esta vez un brillo de lujuria los adornaba, al igual que a mi. Comencé a deslizar mi mano por toda la extensión de su miembro, suavemente. Eso si, con un poco de dificultad, pues el propio placer que sentía yo no me dejaba actuar con normalidad.

Mi excitación iba en aumento con cada movimiento de nuestros cuerpos. Su mano seguía sobre mi cabeza, haciendome pensar que mis labios la volvía completamente loca. Tomé uno de sus pezones en mi boca, mordisqueándolo suavemente y succionando. Al parecer la estaba excitando mucho, ya que deslizó su mano por dentro de mis bóxers, acariciando mi miembro. Eso terminó por hacer volar mi cabeza. Me sentía como si estuviera en la más alta de las nubes. Gemí levemente al notar el movimiento de su mano en mi entrepierna.

Casi inconscientemente mi mano se aventuró por dentro de su ropa interior, acariciando su sexo con mis dedos, notándola húmeda. Eso, lejos de ruborizarme me hizo estremecer aún más, y mis dedos empezaron a moverse con más rapidez. Dejé sus pechos para mirarla a los ojos. Cruzamos una mirada de lujuria y sonreí de lado. Mis labios presionaron los suyos, buscando de nuevo su lengua, en un beso salvaje y apasionado.

Seguí acariciando su miembro aumentando considerablemente la intensidad de los movimientos de mi mano sobre éste, pero en cuanto noté como su mano se paseaba libremente por mi sexo me estremecí, notando como flaqueaba y no me sostenía apenas en pie. Un placer inmenso me recorría todo el cuerpo, haciéndome gemir algo más fuerte. Probablemente si había alguien cercano ya me habría oído, pero eso en aquel momento me importaba más bien poco. Me mordí el labio inferior varias veces, deseando que Rodolphus siguiera proporcionandome placer, que siguiera haciendome olvidar el verano pasado para que solo existiera él.-Oh dios... -dejé escapar aquellas palabras entre jadeos, apretando su miembro fuertemente entre mi puño, olvidándome de si le podría hacer daño o no.

Saqué la mano del interior de sus boxer mientras le besaba con la misma pasión y desenfreno que él empleaba. Coloqué de nuevo mi mano en su hombro, sosteniendome, pues sentía que el equilibrio me iba a fallar en cualquier momento.

Sus caricias se hacían mucho más intensas y ya no sabía si se podía estar aún más excitado. Sus gemidos hicieron que mis movimientos en su entrepierna se intensificaran también. No me importaba en ese momento que alguien pudiera oirnos. Sólo me importaba sentir cada caricia y cada beso de Bella. Apretaba mi miembro, y eso, lejos de hacerme sentir dolor me daba bastante placer. Cuando retiró su mano y la posó en mi hombro sonreí levemente, sintiendo que mi cabeza volvía a perderse.

Mis manos dejaron por un momento su entrepierna para llevar mis manos hasta los límites de su ropa interior, empezando a bajarla despacio, casi desesperantemente. Me pegué un poco más a Bella, aumentando la intensidad del beso, cais devorando sus labios al mismo tiempo que mis manos se aceleraban un poco en su trabajo -Me encantas Bella -suspiré enloquecido.